La respuesta es relativamente sencilla; ya fue dada por los sabios a lo largo de los siglos, en las diferentes culturas, especialmente en la americana, ellos habían incorporado un sistema de movimientos de naturaleza psicofísica, orientados a optimizar el aprovechamiento de la energía y mejorar su calidad de vida.
En la actualidad, la ciencia con sus refinados métodos de investigación, ha permitido llegar a las mismas conclusiones; gracias a los médicos del deporte, fisiólogos del ejercicio, entre otros; que investigan sobre el tema de la actividad física y su conexión con la salud.
¿Contribuye la actividad física a elevar la vitalidad de los órganos y maximizar sus funciones?
¿Puede el ejercicio posponer el deterioro asociado con el envejecimiento?
¿Puede el ejercicio prevenir algunas enfermedades crónicas o influir favorablemente en su evolución?
¿Cómo perciben las personas las diferentes formas de hacer ejercicio?
¿Cómo afecta a la mente la actividad física a largo plazo?
Estas interrogantes han tenido sus respuestas, y en nuestro Blog te las entregaremos en una serie de artículos.
Los efectos de la actividad física sobre el “bienestar físico, mental y social y espiritual”, han sido estudiados en diferentes perspectivas. La Organización Mundial de la Salud (OMS), ha invitado a diversos expertos para que se reúnan a sopesar los resultados de estas investigaciones y para hacer las respectivas recomendaciones. Hoy día la OMS, junto con el Colegio Americano de Medicina Deportiva transmiten los frutos de estas investigaciones al gran público. En esta serie de post no pretendemos hacer un análisis exhaustivo de estas investigaciones, no obstante, se considerarán los aspectos mas significativos y de fácil comprensión a manera de orientación para los que se inician en este campo.
Una investigación clásica, fue la desarrollada por el Dr. Wildor Hollmann, en la antigua Alemania Federal, él realizó un minucioso estudio con heptagenarios para poner a prueba si un plan adecuado de entrenamiento corporal fuese capaz de mejorar las condiciones físicas, aún en edades avanzadas. Después de doce semanas fue posible comprobar significativos cambios orgánicos, que acreditaban un mejoramiento real de la capacidad de diversos órganos y sistemas.
Otra investigación clásica, es el “Estudio de los exalumnos de Harvard”. Panfenbarger y colegas realizaron un seguimiento de 16.936 alumnos de Harvard por 16 años. Este estudio ha sido el primero en demostrar un aumento de la longevidad en los sujetos activos, los cuales en promedio vivieron dos años mas que los no activos. Otros estudios significativos por la cuantía de sus muestras son los de León y colaboradores y el de Ekelund y colaboradores. El primero estudió 12.138 hombres que presentaban un riesgo aumentado debido a su presión arterial, colesterol y hábito de fumar. El hallazgo clave de este estudio es que una cantidad muy moderada de actividad física estaba asociada con una reducción en el riesgo de morir por enfermedad cardíaca coronaria. El segundo estudio, fue aplicado a 4.276 individuos por un promedio de 8,5 años, todos fueron sometidos a una prueba de esfuerzo sobre banda sin fin de tipo submáxima. Los resultados fueron usados para agrupar al grupo de estudio en cuatro categorías. La frecuencia de muerte cardiovascular por cada 100 hombres fue la siguiente: muy acondicionados 0,26; moderadamente a muy acondicionados 1,30; moderadamente a escasamente acondicionados 1,56 y escasamente acondicionados 2,21. En otras palabras, los hombres poco acondicionados presentaron 8,5 veces más probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares que los hombres muy acondicionados. Estos resultados sugieren que una baja capacidad física es un factor de riesgo tan importante para la muerte temprana como los otros factores riesgo.
Continuará…
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